viernes, 18 de septiembre de 2009

Conversores: primera parte

La calidad de una la placa de audio está determinada, además del soporte técnico idóneo y la garantía que brindan sus importadores y fabricantes, por los conversores AD/DA (analógico a digital y viceversa) que posea. Y más allá de ciertas sutilezas, la calidad de audio de los conversores está dada básicamente por su resolución.

Conversor AD/DA

Como habíamos mencionado en los números anteriores, las placas de audio tienen entradas por donde se enchufan instrumentos, micrófonos u otras señales analógicas, para ser grabadas en la computadora. Estas señales consisten, por ejemplo, en una corriente eléctrica generada por un micrófono, a imagen y semejanza de las vibraciones que en el aire produjeron las cuerdas vocales de un cantante. Ahora bien, tal cuál como ingresan a la placa de audio, no pueden ser utilizadas por la computadora puesto que se encuentran en estado analógico. ¿Qué es esto? Al sonido más fuerte le corresponde la tensión eléctrica más alta y al silencio la más baja; al sonido más agudo le corresponde la mayor frecuencia eléctrica y al más grave, la menor.

Entonces, para poder ingresar esas señales a la computadora es necesario convertirlas a formato digital. La función principal de las placas de audio actuales es convertir señales analógicas en digitales (para ser tratadas por la compu) y digitales en analógicas (para ser escuchadas a través de los parlantes). Por eso son llamadas, también, interfases de audio, ya que interconectan o intercomunican el dominio real o analógico con el digital. Por lo tanto es correcto decir que: la parte principal de la placa de audio es el conversor AD/DA.

Resolución

La resolución de un conversor de audio está determinada por los bits. La palabra bit, que proviene de la unión de dos vocablos ingleses (Binary Digit), representa la unidad más pequeña de información digital. Como ya sabemos, el sistema de numeración decimal tiene diez dígitos diferentes mientras que el binario solamente dos (cero y uno). Un bit no es otra cosa que una cifra de un número binario. Quiere decir que cuando decimos, por ejemplo: 8 bits, estamos haciendo referencia a un número binario de 8 cifras, es decir: una combinación de ocho números ceros o unos. Es más fácil pensar en la metáfora de la lámpara encendida (que simboliza el uno) y apagada (el cero). En binario, con estas ocho cifras, se puede contar hasta 256 (esto viene de 2 a la octava potencia). Por eso, en un conversor de 8 bits, la diferencia entre el sonido más débil y el más fuerte está dividida en 256 niveles (segmentos o escalones).

Historia

AdLib y SoundBlaster, las primeras placas de audio de relativa popularidad, tenían conversores de 8 bits. Lamentablemente esa calidad no sirvió, ni siquiera en aquel entonces, para trabajar seriamente con sonido; ya que el piso de ruido es muy elevado (-48db) cuando se usan apenas 256 “escalones”. Un poco antes que ellas, llegaron los primeros samplers, como el Akai S-612, cuya resolución era de 12 bits (4.096 segmentos). Estos sí, fueron utilizados profesionalmente en música, a pesar de tener poca fidelidad. Sospecho que ha sido porque era una novedad, en aquel entonces poder “samplear”. Es decir: grabar un sonido cualquiera (de un instrumento o no) para luego afinarlo y dispararlo desde cualquier controlador midi.

Calidad CD

En 1990 nació el primer sistema de masterización digital que no era otra cosa que una placa de audio con conversores de 16 bits (65.536 segmentos). Se llamaba 56 K, lo desarrolló la empresa californiana Turtle Beach Systems y fue la sentencia de muerte para los grabadores de cinta de carretes abiertos que se usaban en aquel entonces. Hasta ese momento se consideraba como algo insuperable la calidad de digitalización (conversión analógica a digital) de los discos compactos (CD) que son de 16 bits. Pero una década más tarde, el estándar de los conversores AD/DA que manejan sonido profesional termina situándose definitivamente en 24 bits, lo cuál implica tener 16.777.216 intervalos.

Advertencia

Me ha pasado, luego de explicar esto, ver a mis alumnos en las tiendas pidiendo placas de audio de 32 y hasta 64 bits. Claro, el razonamiento que hacían era lógico. Si, por un lado, la calidad de la placa de audio está dada mayormente sus conversores y éstos son mejores cuantos más bits tienen (primero 8, luego 16 y más tarde 24); y por el otro: la tecnología avanza a un ritmo tan vertiginoso que la mayoría de las veces nos sorprende lo obsoleto que están nuestros conocimientos o equipos; ¿por qué no acortar camino buscando conversores de 32 o 64 bits? La respuesta es muy sencilla: porque no existen ni siquiera en los planes de los desarrolladores debido a que 24 bits es más que suficiente por ahora para la conversión de audio profesional. De hecho no hay ningún límite tecnológico que impida que las placas de audio tengan conversores de 64 bits ya que de hecho los procesadores de las computadoras manejan actualmente los datos en números de 64 bits.

Precisamente, estos 32 bits que maneja el puerto PCI de la computadora dieron lugar a que algunos desinformados compraran placas de audio convencidos de tenían conversores de 32 bits. En las cajas y especificaciones suele decir “32 bits” pero haciendo alusión a la transferencia de datos, NO a la resolución de los conversores, que es lo que realmente interesa. Una vez más la viveza “criolla”, siempre contemplada en nuestros análisis, se hace presente de la mano del vendedor inescrupuloso que comete dolo presuntamente por ignorancia. Obvio que todas las placas PCI, por definición, transmiten datos en 32 bits, pero eso no significa de ningún modo que los conversores trabajen en 32 bits.

En la próxima trataremos de terminar de hablar de conversores refiriéndonos a los kilohercios.

José Samplertini

josesamplertini@gmail.com


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